Mareos y sofocos durante el embarazo
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El “bollo en el horno” o “el crecimiento de un pequeño ser humano” son tópicos, pero son ciertos. El volumen de sangre en el cuerpo puede aumentar hasta un 50% durante el embarazo. Para ello, los vasos sanguíneos se dilatan ligeramente y permiten que la sangre se acerque a la superficie.1 La energía que se necesita para moverse con el peso extra de la barriga puede hacer que te sientas acalorada.Es normal experimentar sofocos durante el embarazo, así que no hay que asustarse. Los sofocos durante el embarazo, que afectan a una de cada tres mujeres embarazadas, son muy frecuentes por la noche y suelen notarse sobre todo en la cabeza, el cuello y el pecho. 2
Sí, si tu temperatura corporal supera los 38,9 °C (102 °F) durante más de 10 minutos, el calor puede causar problemas al feto. El sobrecalentamiento en el primer trimestre puede provocar defectos del tubo neural y un aborto espontáneo.3 Más adelante en el embarazo, puede provocar deshidratación, sensación de cansancio e incomodidad. En casos extremos, el sobrecalentamiento puede provocar un golpe de calor, que se produce cuando el cuerpo ya no puede enfriarse. El golpe de calor es potencialmente mortal, ya que supone una gran carga para los órganos principales.
37 semanas de embarazo cara sonrojada
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Los sofocos son sensaciones de calor en la piel o calor excesivo que aparece de forma repentina en la parte superior del cuerpo. Afectan principalmente a la cara, el cuello y el pecho. Una persona que experimenta un sofoco puede sudar profusamente y su piel puede enrojecerse. Aunque los sofocos se asocian generalmente a la menopausia, más de un tercio de las mujeres embarazadas los experimentan en el transcurso de su embarazo.
Aunque suelen alcanzar su punto álgido en el tercer trimestre, un estudio examinó su aparición a lo largo del embarazo y descubrió que, en las primeras 20 semanas, hasta el 18% de las personas desarrollaban sofocos. En total, el 35% de las personas declararon haber tenido sofocos en algún momento de su embarazo, y el 29% los experimentó después del parto.
Sofocos nocturnos durante el embarazo
Un “bollo en el horno” o “crecer un pequeño humano” son tópicos, pero son ciertos. El volumen de sangre en el cuerpo puede aumentar hasta un 50% durante el embarazo. Para ello, los vasos sanguíneos se dilatan ligeramente y permiten que la sangre se acerque a la superficie.1 La energía que se necesita para moverse con el peso extra del bulto puede hacer que se acalore.Es normal experimentar sofocos durante el embarazo, así que no hay que asustarse. Los sofocos durante el embarazo, que afectan a una de cada tres mujeres embarazadas, son muy frecuentes por la noche y suelen notarse sobre todo en la cabeza, el cuello y el pecho. 2
Sí, si tu temperatura corporal supera los 38,9 °C (102 °F) durante más de 10 minutos, el calor puede causar problemas al feto. El sobrecalentamiento en el primer trimestre puede provocar defectos del tubo neural y un aborto espontáneo.3 Más adelante en el embarazo, puede provocar deshidratación, sensación de cansancio e incomodidad. En casos extremos, el sobrecalentamiento puede provocar un golpe de calor, que se produce cuando el cuerpo ya no puede enfriarse. El golpe de calor es potencialmente mortal, ya que supone una gran carga para los órganos principales.
ملاحظات
Hay algunos productos o hábitos de vida con los que las embarazadas y sus parejas deben tener cuidado durante el embarazo. Desde las mechas para el pelo hasta las pinturas para la casa, infórmate sobre lo que es seguro para tu bebé.
Aunque algunas terapias complementarias, como la acupuntura y los masajes, suelen considerarse seguras durante el embarazo, hay momentos en los que no deben utilizarse. Por ejemplo, no se debe masajear el abdomen durante los tres primeros meses de embarazo.
Por lo general, es seguro practicar la acupuntura durante el embarazo. Debes buscar un acupuntor cualificado que tenga una amplia formación y experiencia con mujeres embarazadas. Dígale a su acupunturista que está embarazada porque ciertos puntos de acupuntura no pueden utilizarse con seguridad durante el embarazo.
Si estás pensando en utilizar una terapia complementaria, es importante que se lo digas a tu médico o matrona. Si luego decides utilizar una terapia complementaria, debes consultar siempre a un profesional cualificado que esté registrado en la Agencia Australiana de Regulación de Profesionales de la Salud (APHRA).
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